Todas las personas a las que les gusta elegir la ventana cuando viajan en avión quizá se decepcionen al saber que, en el futuro, es posible que los aviones ya no tengan ventanas que muestren el exterior. Porque una de las ideas que se están mencionando desde hace años es la posibilidad de encontrarnos con aviones que dispondrán de ventanas virtuales. En ellas se mostrarán imágenes relajantes que irán desde escenas del lugar de destino hasta una versión más idílica de las nubes. También se comenta que este tipo de ventanas ayudarían a tener un control mejor gestionado dentro del avión en cuanto a los sistemas de iluminación.

Sin ventanas también significará sin tocar nada. Uno de los objetivos que tiene el proyecto Maverick, el cual está de actualidad con este concepto (el cual, no obstante, no es nuevo), es llevar la tecnología a los interiores de los aviones a un nivel totalmente nuevo. Por ahora lo plantean para los aviones privados y no para los vuelos comerciales, pero no descartan que sea algo que también pueda llegar a ocurrir. Todo dependerá de cómo se aceptara en el terreno privado y luego la viabilidad que habría de trasladarlo a un sector más impredecible como es el de los viajes públicos.

Al fin y al cabo, habría que tener en cuenta posibilidades sensibles, como que hubiera personas que sufrieran ansiedad por la sensación de estar “encerrados” en el avión sin ver el exterior. No obstante, parece que la forma en la que se está trabajando en este diseño de interior tecnológico ya tiene en cuenta que cosas así puedan ocurrir y hay soluciones previstas.

Para crear este interior de avión tan tecnológico se ha tomado como ejemplo la manera en la que la tecnología ha llegado a las casas inteligentes y se ha integrado en ellas. Quieren que la tecnología esté en toda la instalación interior del avión, pero que sea “invisible”. Es decir, que los pasajeros solo se den cuenta de su presencia cuando realmente la necesiten. Las pantallas que actuarán como ventanas virtuales serán inteligentes. Eso significa que, por ejemplo, proporcionarán información de los lugares que se estén sobrevolando e incluso se proporcionarán imágenes concretas con vistas bonitas.

Por ejemplo, pongamos que el avión está pasando por encima de los Pirineos. En ese caso, la ventana mostrará información sobre el lugar y algunas imágenes, para que los viajeros sepan dónde se encuentran exactamente. La duda está en saber si eso superará la sensación de estar sobrevolando una ciudad en el aterrizaje y ver cómo las estructuras y monumentos pasan ante tus ojos de forma inolvidable. Al fin y al cabo, ese tipo de imágenes, como sobrevolar Londres, ver el Támesis y todos los lugares icónicos londinenses, son muy especiales. No cambiaríamos verlo por la ventana con nuestros propios ojos por ninguna imagen pasada por Photoshop en una pantalla virtual.

Si se nos quiere dar la información con algún sistema de realidad aumentada que aparezca por encima de la ventana, no nos negaríamos y, sin duda, podría ser un buen aporte. Pero otra cosa es tapar la vista y bloquearla en su totalidad. Eso es harina de otro costal y algo en lo cual no depositaríamos tanto interés. Dicen los responsables del proyecto Maverick que la experiencia a nivel de pasajero no es lo único que hay que tener en cuenta. Porque tener un aislamiento total de la nave y ningún tipo de ventana sería algo que facilitaría la aerodinámica, el desarrollo de los vuelos y el propio diseño de las naves. Es decir, aportaría beneficios claros para conseguir aviones más eficientes y seguros.

Eso sería algo que habría conocer en más profundidad para saber exactamente qué es lo que estaríamos ganando con este tipo de avión. No sería algo a despreciar en su totalidad. No obstante, todo está demasiado en el aire y pendiente de más estudios. Desde el proyecto Maverick dicen que han hecho algunas pruebas y estudios y que, aunque no pueden aportar los resultados concretos de momento, sí pueden desvelar que las impresiones, en general, han sido muy positivas. Se menciona que se crea un buen entorno, un tipo de ambiente en el que da gusto viajar y que, además, se complementa por asientos diseñados de forma futurista, pantallas individuales de reproducción de contenidos de alta calidad y otras mejoras que aumentan la comodidad.

Si tuviéramos que apostar, diríamos que esta iniciativa y que todo lo que supone el proyecto Maverick, podría acabar siendo bien aceptado en los aviones privados. Pero le vemos pocas posibilidades de convertirse en una norma y un estándar de éxito en los viajes comerciales. De todas formas, nunca se sabe qué es lo que puede llegar a pasar en unas décadas. Por ahora, Maverick continúa en adelante tal y como también están realizándose otros proyectos del mismo calibre por parte de otras empresas.

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